La identidad y el comportamiento de nuestros hijos depende de como nosotros nos relacionamos con ellos y como los tratamos.

 

Quiero compartir con vosotr@s esta pequeña reflexión sobre el uso del verbo “ser” cuando hablamos con los niños y como su comportamiento depende directamente de lo que capta su cerebro emocional. La idea de publicar este artículo surgió a raíz de una conversación con una gran amiga este verano, y desde aquí le doy las gracias. Empezamos!!!

Algo que puedes hacer con relativa facilidad a la hora de hablar con tus hij@s o con cualquier niñ@ es eliminar de tu vocabulario el verbo “ser”. Aparentemente hacer esto parece sencillo pero la dificultad está en que cuando hablamos, construimos las frases de forma automática y usar este verbo es de lo más habitual en nuestra vida cotidiana y lo decimos de manera inconsciente por eso, al principio, es muy probable que te des cuenta de que los has usado una vez que ya lo has dicho y ese es el primer paso para el cambio, sigue trabajando en ello hasta que de manera automática lo sustituyas por otra forma de expresarte.

Y te preguntarás, ¿por qué es importante dejar de usar el verbo “ser”? Pues la respuesta es muy sencilla:
El verbo ser es identidad, es decir, este verbo nos identifica con lo que somos: altos/bajos, rubio/moreno,..y dependiendo de como lo usemos, lo que conseguimos es colgar una “etiqueta” (positiva o negativa). La mayoría de las veces estas etiquetas son negativas: “eres tont@”, “que torpe es”, “eres un brut@”, “es que es muy tímid@”, “que mal@ eres”…. y claro está, a base de escuchar estas expresiones continuamente, sobre todo de las personas que para ellos son sus máximos referentes, sus padres, se convierten en una realidad, los niñ@s las interiorizan, las hacen suyas y se convierten en creencias inconscientes y estas creencias condicionan su vida, se convierten en identidad, en lo que serán en un futuro.
Un ejemplo: si yo como niña me creo que “soy mala” mi comportamiento (de manera inconsciente) irá en este sentido y haré cosas que demuestren que soy mala porque tengo que cumplir con mi creencia que es la que me indica quien/que soy.
Tampoco es bueno pasarse al extremo contrario: “que buen@ eres”, “que guap@ eres”, “que list@ eres”…. porque siguen siendo identidad y también pueden ser contraproducente en algunos momentos de la vida de los niños, por ejemplo, si “soy buena” y esa creencia forma parte de mi identidad, mi comportamiento va a estar dirigido a cumplir con ella y quizá haya ocasiones en las que “ser buena” me acabe perjudicando a nivel emocional y es posible que en algunos momentos no sea capaz de decir “NO” ante ciertas personas o situaciónes que me disgustan porque tengo que “ser buena”.

Y llegados aquí te podrás preguntar: Vale, dejo de usar el verbo ser y ¿Por qué lo sustituyo?
Pues bien, puedes empezar por buscar frases alternativas que no impliquen identidad sino mas bien temporalidad, es decir, que en un momento concreto “soy mala” pero una hora después ya no.
El verbo “estar” es una opción: “estás atontad@”, “estás guap@”…. y también está el verbo “tener” que indica que en un momento concreto tengo algo pero mañana no tengo porque tenerlo con lo que no es siempre, ni todos los días, ni para toda la vida. Y también hay que tener mucho cuidado con los adverbios de temporalidad sobre todo con “siempre” ya que eso muestra continuidad en el tiempo: “siempre estás atontado”
Algunos ejemplos de frases alternativas pueden ser:

“Tienes un día tonto” en vez de “Eres tont@”
“Ahora mismo no entiendo tu comportamiento” / “Tienes un comportamiento un poco raro ahora”  en vez de “que mal@ eres”
“Sí que tienes fuerza, ¿cómo podrías aprovecharla mejor?” en vez de “Eres un brut@”
“Caray, como estás hoy” en vez de “Eres insoportable”
“¿Perdiste los modales?” / ¿Dónde están tus modales? en vez de “Eres un maleducado”

Estos son ejemplos que uso yo y ya me salen de manera automática desde que empecé con el cambio, tú tienes que encontrar las frases que mejor se adaptan a tu forma de expresarte según lo que quieras comunicarle a tus hij@s ya que nadie mejor que tú sabe lo que es mejor para ellos.

Y para terminar una cosa que para mí es muy importante de este cambio en la forma de comunicarnos con nuestros hij@s es que, además de influir en ell@s, estamos influyendo en como ellos se relacionan con su entorno, con sus amig@s, ponemos nuestro granito de arena a que dejen de colgar “etiquetas” a los demás porque nosotros somo el espejo en el que se ven todos los días.

Espero que os hay gustado y os sirva de ayuda.