Samaín y lealtades familiares

Samaín o Samhain

Samhain significa “fin del verano” y se da justo al final de la temporada de cosechas (la anterior fue mabon).

Aunque Mabon es el equinoccio, su función es prepararnos para la muerte mientras que Samhain es la muerte en sí. Cuando todo lo que podía quedar del verano termina por perecer.

Simbólicamente, Samhaín representa la muerte

La muerte del Dios que renacerá en Yule. Marca el fin de la rueda del año y nos da unos días en los que reflexionar sobre las muertes que se han producido a lo largo de este año. Los finales de un ciclo, ya sea de amistades, cosas o situaciones. Las dejamos atrás.

Marca la muerte del verano y el inicio del invierno del calendario celta. Es la fiesta de la transición.

La energía de transición y cambio en Samaín refleja la naturaleza misma de la festividad. A medida que la Tierra se prepara para entrar en la temporada de invierno, la energía en el aire cambia. Los días se vuelven más cortos, las temperaturas descienden y la naturaleza se retira en preparación para el descanso invernal.

Esta energía de cambio se refleja en la forma en que la festividad marca la transición entre el mundo de la luz y el mundo de la oscuridad.

No sólo del paso de un año a otro, también es un momento de transición de un mundo a otro, de lo físico-denso a lo etéreo y más sutil. Por este motivo es una gran noche (y las que lo rodean), propicia para aprovechar los dones de la adivinación y la profecía.

Los celtas nos transmitieron que el velo entre los dos mundos (físico y espiritual) es mucho más fino, de manera que es fácil que los fantasmas y espíritus paseen por el nuestro.

Este día es, como sabrás, el día por excelencia para honrar a los ancestros. En España tenemos al día siguiente el día de difuntos.
En la noche de difuntos se honra a los que ya no están con nosotros, es una parte fundamental de la festividad, además de poder establecer contacto con ellos.

Sin embargo, esta práctica mal llevada puede ser una forma de anclarnos en el pasado y en las vidas de los que nos precedieron.

Me explico,

Durante la noche de difuntos, las prácticas se basan en el profundo respeto y gratitud hacia quienes vinieron antes, reconociendo la influencia que han tenido en nuestras vidas y en la formación de nuestra identidad y cultura.

Si bien es importante el respeto, a menudo pasamos de la gratitud a una lealtad ciega que nos dirige a asumir sus cargas como nuestras, unas cargas inconsciente que nos lastran y generan una falsa identidad.

Perdemos nuestra vida en revivir o reparar sus historias ocultas en nuestro inconsciente sin poder vivir realmente nuestra vida.

Nos vemos condicionadas por patrones que se repiten a lo largo de nuestra vida, y también de las siguientes generaciones una y otra vez como un círculo vicioso.

En la búsqueda de la aceptación y el reconocimiento de nuestros ancestros, creemos falsamente que podríamos llegar a cambiar su dolor y sufrimiento cuando, en realidad, lo único que está en nuestra mano para que su sacrificio y sufrimiento no haya sido en vano, es vivir nuestra vida con plenitud.

Reconociendo el dolor y el sufrimiento que vivieron y aceptando que no podemos hacer nada por ellos es realmente nuestra manera de honrarlos, disfrutar de todo aquello que estas generaciones anteriores no pudieron.

A menudo las tradiciones nos mantienen en el conflicto y no nos permiten evolucionar.

Este año quizá sea un buen momento para plantearte todo esto, y que tradiciones mantienes vivas porque nunca te has parado a pensar que hay detrás de cada uno de esos rituales que se han convertido en algo automático.

Un buen cambio es ELEGIR honrar desde otro punto, de otra forma que se amolde a lo que tú quieres hacer.

Puedes hacerlo sin anclarte a la tradición, o no hacer nada este día ni nunca, desde tu elección y libertad. Pon en valor lo que hay en ti y lo que quieres, como deseas honrar sin perderte a ti misma en una lealtad ciega.